6 de abril de 2011

Posses sobre la inseguridad, algunas sensaciones

Ahora que Gustavo Posse volvió al ruedo, va un recordatorio.


Poner un muro para dividir a los habitantes de dos santos es una pose. Dejar a Isidro separado de Fernando en nombre de la inseguridad y los vecinos, es una pose. Efectismo puro en busca de una falsa sensación de seguridad.
Decir que la inseguridad es la consecuencia de la anarquía producida por 6 (seis) años de trotskismo-leninismo kirchnerista que con métodos gramscianos ha ido limando hasta hacer desaparecer a las fuerzas armadas y las policías, además de ser un verdadero quilombo ideológico, analítico y metodológico, también es una pose. Efectismo puro en busca de una falsa sensación de seguridad.
Estas gustavas y abelas poses donde todo se resume a muros y fuerzas del orden y la disciplina del “Sí, Señor; No, Señor” son justamente eso, poses. Es decir, la elección de una posición entre todas las posibles a partir de la cual el “posista” se hacer ver e intenta que lo vean disimulando u ocultando el resto de las posiciones que conforman el menú y que, en su mayoría, son más relevantes y efectivas que las simplificaciones absurdas, en un caso, o las complejizaciones ridículas en el otro.
¿Qué aburrido que sería el Kamasutra si sólo contara con dos poses, no?
Aunque, pensándolo bien, un tal Cacho de Buenos Aires, con fama de eximio conocedor de tan famoso libro, igualmente se las arreglaría con esas dos pobres poses. Un paredón, un arma y Pum para arriba!!!! 
Para muchos, para los cuales algo hay que hacer porque no se puede seguir así, se estaría haciendo lo Coorrrrectooo!!!!No se ustedes, pero para mí no.

3 de abril de 2011

Alfonsín, Correa, Kirchner y la mística

Mientras Rafael Correa escapaba del Hospital donde se encontraba secuestrado en una escena propia de Fuerza Delta sin Chuck Norris, Escriba (Nicolas Tereshuck) twitteó: "Pensar que si Alfonsín hacía esta se quedaba 20 años"

Juan Abal Medina hace un tiempo en una charla dijo "Con la 125 nació el Kirchnerismo"

¿De qué hablan Escriba y Abal medina? Hablan de mística.

Alfonsín asumió con mística. La apertura democrática, la gente en las calles, la Plaza de mayo llena. Multitudes. Juicio a las Juntas, juventud radical, discurso contra las corporaciones, contestarle a un sacerdote crítico desde su propio púlpito, contestarle a Reagan en la propia White House y a los silbidos de la Rural en su propia exposición. Hasta que un día aparecieron los Carapintadas,  la casa está en orden, felices pascuas. La historia lo puso ante un punto de inflexión, la gran oportunidad de cristalizar esa mística, de hacerla más intensa o dejar que se comience a resquebrajar. Las leyes de obediencia debida y punto final como salida, como fuga hacia adelante o como forma de mantener lo ya conseguido sin ponerlo en peligro, lo privaron en términos históricos de ese paso más allá.
Correa, en el balcón desde donde salió a enfrentar a los policías que lo habían atacado les ofreció su vida.  
-Mátenme si quieren - les dijo mientras se arrancaba la corbata. Alfonsín, como buen radical, no se sacó la corbata.

Kirchner, una noche en plena batalla con las agrupaciones del campo, se sacó la corbata. Se tiró cual estrella rocker sobre sus militantes que lo vivaban en la Plaza. Más allá de los enormes errores que cometió el kirchnerismo en esa disputa, se dotó de una mística con la cual aún no contaba. A fuerza de gestos, políticas, discursos y bajada de cuadros ya había reconstituido la autoridad presidencial. Continuó y profundizó la mejora económica que nació con Lavagna cuando Duhalde. Renegoció la deuda, se le plantó a Bush en Mar del Plata y el No al ALCA, se sacó de encima al FMI pagándole dolar x dolar. Pero le faltaba un punto de anclaje. La Mesa de Enlace fue su gran oportunidad. Fueron los carapintadas que tuvo Alfonsín. Kichner perdió aquella batalla y las elecciones del 2009 fueron la mejor muestra. Pero nació la mística. El kichnerismo logró el punto de cristalización de su sentido. El punto a partir del cual encadenar todas sus creencias y discursos. El nuevo punto de partida para relanzarse y así evitar el efecto pato rengo de todo segundo mandato. Se reinventó.

Visto ahora en perspectiva, quizás la mística que el alfonsinismo traía del 83 y dejó escapar en aquella oportunidad del 87, recién se cristalizó con su muerte en 2009. Otro chance que le dio la historia pero claro que más de 20 años después. Muy tarde. En cambio,  Néstor Kirchner que tuvo su punto de inflexión litúrgico en el inicio de 2008 se murió en pleno discurrir de su mística a finales de 2010. Un nuevo punto de anclaje todavía más intenso que da lugar a la completitud del ahora nuevo significante equivalente: Cristina.

En 2007 fue Cristina, Cobos y vos. Heterogéneo, desabrido. Ahora es Cristina, él y vos. Homogéneo, mítico y militante.

La temprana muerte de Kirchner cristalizó para siempre su sentido.

23 de junio de 2008

H.B.O. (Hussein Barack Obama)

Su piel es huella de Africa. De esos colores y cuerpos que fueron trasladados de un continente a otro para trabajar de sol a sol mientras sus vidas se trasformaban en interminables y sufridas noches. La oscuridad de la esclavitud, el racismo. La discriminación. Esos cuerpos que a los ojos del mundo se transformaron en boxeadores triunfales, atletas destacados, aguerridos players de futbol americano e impredescibles y fantásticos jugadores de basquet. Esos colores que emergieron de las aguas dejadas por Katrina cuando todos suponian que ya no estaban sumergidos en la pobreza. Su nombre es huella del choque de civilizaciones. Los caprichos de la historia han determinado que sus credenciales representen casi literalmente el eje que divide buena parte de la geopolítica de la humanidad. Occidente vs Oriente. Su primer nombre, Barack, no parece decir mucho. Su apellido, tampoco. Pero cuando surge, de alguna crónica periodística detallista, que su segundo nombre es Hussein, se resignifican. Obama se carga de sentido y comienza a imitar el sonido que se oye cuando, desde septiembre de 2001, alguien dice Osama. Hussein y Osama. El dictador muerto, el fantasma terrorista todavía vivo. El 11-S, Afganistan e Irak. El enemigo, el mal. El antiamericanismo más puro, más lineal, el que los hace ser cada vez más americanos, más lineales. Ante tamaña relación su nombre de pila, Barack, hasta aquí insignificante, remite a la parte occidental de oriente. Ehud Barak (sin ''C'', pero suena igual) actual ministro de defensa, fue militar, ex primer ministro, y quizás también futuro, del Estado de Israel. Una sola línea, tres palabras, mucha historia. Paradojas. Su negritud, su no pertenencia al partido republicano, su discurso demócrata ecléctico. Atributos que seducen a los creadores del spanglish. Aquellos latinoamericanos que se fueron de sus países de origen a hacer la america...del norte. Provenientes de naciones tristemente acostumbradas, muchas de ellas, a dictaduras made in iuesei. Hoy, caprichos de la historia, podrán, en gran parte, inclinar la balanza en la elección norteamericana. Decidirán quien gobernará por los proximos cuatro y seguramente ocho años su democracia. Los padres de las teorías de la aguja hipodérmica observan como, capilarmente, lo latino los penetra y se les hace carne, en su nombre, en su piel. En ambos lleva inscriptos las marcas de la paradoja. Negro, con antepasados africanos y musulmanes, nombres que simbolizan a medio oriente y sus disputas. Sus votos en gran parte llegarán de los inmigrantes latinos de distintas generaciones. En contraposición, su rival republicano es un ex combatiente de Vietnam con apellido de papasfritas on the go (fast food versión aun más Fast y menos Food). Ni el más afamado guionista de Hollywood podría haber ideado un personaje con tales características significantes. Barack Hussein Obama seguramente será presidente. Bush lo hará.